No lo puedo negar, ¡me he convertido en un adicto al café!
Si, lo sé, se supone que mi discurso siempre promueve la autodependencia y el desapego saludable.
Ahora bien, te cuento el por qué disfruto tanto este fruto y cómo hoy percibo esa relación tan estrecha entre el café y la vida de cada ser humano.
En muchas culturas del mundo, yo diría que en la mayoría, el café se ha convertido en un elemento de socialización, de relajación, de pausa para el día a día. El saber que estamos tomando una taza de café calientito, como nos gusta, de alguna manera inexplicable nos transporta a un espacio donde no existe el tiempo, donde los recuerdos positivos afloran, donde nuestro organismo se siente pleno y nuestro corazón alegre. De repente se genera un ambiente de cordialidad, donde los principales problemas de la vida se esfuman y se entremezclan con el aroma, para dar paso así a una claridad mental y estabilidad emocional indescriptible.
No sé si son sus componentes, tampoco si son los complementos que utilizamos al tomarlo, su envase, o la temperatura al tomarlo, pero definitivamente el café es la mejor excusa para dedicarme tiempo cada día. Me encantaría saber cómo lo percibes tú.
Hace unos días estuve compartiendo un momento de encuentro con algunos oyentes de TIUC, y decidí titular dicho encuentro como: “El café de tu vida”, primero porque sonaba muy bien :), y también porque quería buscar la similitud entre el café y la vida de los seres humanos. Pero realmente, no tenía ni idea de cómo hacer esa analogía. Solo tenía 48 horas para preparar el tema, y no fue hasta que 8 o 9 horas previas al evento me comenzaron a llegar las ideas.
Y bueno, este fue el resultado de este “análisis empírico” que realicé sobre el café. Espero que lo disfrutes:
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